(7 de marzo) Nota de opinión de Victorio Pirillo, secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales de Vicente López
Luego de que el Indec publicara el 2,2% de inflación en enero y de que el presidente Javier Milei lo celebrara a través de un video publicado en sus redes sociales, varios fueron los gremios estatales que lo cuestionaron nada dijeron de la paritaria cerrada a la baja, sin recuperar la pérdida del salario del año pasado que firmaron con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, sentando un pésimo antecedente para las negociaciones salariales de los demás sindicatos.
En la Provincia de Buenos Aires no se escuchan las críticas que los sindicatos sí ejercen contra la Nación. En las últimas semanas, los gremios estatales bonaerenses acordaron con el gobernador firmar un aumento escalonado del primer trimestre, consistente en un 9%, dividido en un 7% para febrero y un adicional del 2% para marzo. Son cifras que quedan escasas para un gran número de trabajadores que esperaban otro accionar de los sindicalistas, cuando estos gremios firmaron el año pasado paritarias entre un 35% y 40% por debajo de lo que correspondía, en franca perdida contra la inflación.
Para graficar lo poquito del aumento salarial otorgado por el gobernador bonaerense, se lo puede comparar, en promedio, con comprar cinco pollos. Sí, así como se lee. Pero los gremios “oficialistas” que cogobiernan en la Provincia de Buenos Aires no solo no levantan la voz, sino que lo disfrazan, inyectándole agua como para que la suba parezca más gordita.
En la vereda opuesta a la CTA, considerada más que una central obrera un brazo político del kirchnerismo, se posiciona mi visión, la cual desprecia los irrisorios aumentos propuestos por el Gobierno nacional. Además, sostengo que la CTA se caracteriza por cuestionar y descalificar con agravios todo el tiempo a la CGT, a la que siempre piden auxilio para llevar adelante un paro o movilizaciones. “Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio».
Los muchachos de la CTA, después de que firmaron paritarias que ni siquiera compensan las del año anterior y padecieron más de 40.000 despidos, dicen que la inflación del INDEC es mentirosa. Pero si es mentirosa, ¿el aumento del 7% en PBA es superador?
Los gremios oficialistas provinciales se preocupan más por el interés y el proyecto personal de un gobernador, y el sostenimiento de un modelo social económicamente descendente que ha fracasado, como lo manifestó la voz de las urnas. En sí, toda la retórica que la CTA utiliza para desprestigiar a la CGT en su método de mantenerse borrada e ineficiente les cabe también ampliamente a ellos por ser obsecuentes a la patronal provincial, incurriendo en la práctica de la doble moral, apropiándose de un discurso combativo que en nada se ajusta a la realidad.
Las contradicciones del Gobierno provincial y la complicidad de los gremios estatales van bien agarraditas de la mano del que dice querer cambiar todo, pero en realidad no cambia nada.
El gobernador alega no contar con dinero suficiente por culpa del Gobierno nacional como para afrontar un mayor desembolso para docentes, médicos, estatales, policías, etc. Una pantomima esgrimida todos los años para quedar bien ante los ojos de quienes lo destratan a diario en la feroz interna peronista. Cuando sistemáticamente utilizamos la victimización como recurso de nuestros fracasos y la culpa es de los otros, quiere decir que dichas personas no asumen sus propias responsabilidades en las consecuencias de sus actos.
Para ir finalizando, me pregunto: ¿qué autoridad moral pueden tener los sindicalistas nucleados en las centrales obreras que forman parte de los directorios de IOMA, IPS, Salud y Educación? Refieren representar a los trabajadores, pero en realidad son parte de estamentos que responden a la patronal.
Aunque la CGT y la CTA griten más fuerte, no quiere decir que sean eficaces ni efectivos. Las centrales obreras no necesitan que las ataquen, porque con lo que hacen les alcanza y les sobra para autodestruirse.